A la mierda, lo digo, todos lo estamos pensando: Los ricos son gentuza.
Y podría estar diciéndolo por puro resentimiento progre, pero, por suerte para mí, hay pruebas empíricas de ello.
Por supuesto, podríamos poner miles de ejemplos anecdóticos de cómo sabandijas pertenecientes a la «clase alta» han demostrado su inmoralidad, falta de ética, y de empatía…
E incluso podríamos mirar con lupa a aquellos reptiles de clase alta con un halo divino y cándido a su alrededor…
Pero no. Nada de anécdotas, nada de sólida investigación periodística. Solo pure facts and logic. Datos empíricos.
¿Y de dónde pueden salir semejantes datos? Si la lógica dicta que el que es rico lo es porque es especial, y/o es mejor que el resto de mortales, y/o se lo ha currado y se lo merece…?
Pues es un gustazo inmenso presentar…
Higher Social Class Predicts Increased Unethical Behavior, al castellano: Una Clase Social Más Alta Predice un Mayor Comportamiento Inmoral, estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences of the United State of America en 2012, realizado por Paul K. Piff, Daniel M. Stancato, Stéphane Côté, Rodolfo Mendoza-Denton, y Dacher Kelther.
Y, básicamente, lo que haremos a continuación será un resumen de este estudio, vamos p’alla.
La publicación comienza planteando una pregunta muy sencilla: ¿Qué clase social es más proclive a comportamientos inmorales? ¿Los vampiros o… perdón… ¿La clase alta o la baja?
Lo primero sería aclarar a qué se refieren los investigadores con «inmoral», y para eso hay que dejar claro que ellos utilizan las palabras «unethical behavior» en inglés, que se traduce con más precisión a «comportamientos no éticos» (o «poco éticos», pero eso conlleva que sí son éticos, solo que los son poco… El puñetero lenguaje), pero como vamos a estar diciendo la palabra mucho, y sería un tremendo coñazo estar repitiendo «no ético» todo el rato, hemos optado por utilizar la palabra «inmoral»… Y como podríamos pasarnos el día discutiendo sobre la subjetividad u objetividad de la moralidad, ciñámonos a lo que establecen los investigadores, y asumamos que cada vez que decimos «inmoral» no estamos aludiendo a moralidades religiosas o filosóficas, si no a lo siguiente, muy sencillo:
Hacer trampas, engañar, o saltarse la ley con un fin única y exclusivamente egoísta.
Por un lado, arguyen los investigadores, los individuos de clase social baja viven en ambientes definidos por escasos recursos, mayores amenazas, e incertidumbre; por lo que parece razonable suponer que estarían más motivados a comportarse de manera inmoral para mejorar su situación y superar dichas desventajas.
En cambio los investigadores tienen la hipótesis de que, al contrario que en el razonamiento anterior, los individuos de clase alta con más recursos, libertad, e independencia del resto de la sociedad son propicios a tendencias socio-cognitivas centradas en uno mismo, como la codicia, que predicen comportamientos inmorales.
Para poner a prueba dicha hipótesis, los investigadores realizaron 7 estudios, y aquí (por resumir) hablaremos de los 4 que nos parecen más curiosos (instamos a echarle un ojo al estudio completo):
ESTUDIO 1
El primero consistió en un estudio de campo para comprobar si los conductores de clase alta eran más propensos a no ceder el paso y cruzar sin esperar su turno en una intersección con señales de STOP en todas las entradas del cruce.
La metodología consistía, sencillamente en categorizar los vehículos según su marca, antigüedad, y apariencia, y observar y apuntar durante varios días, a distintas horas del día, el comportamiento de los conductores.
¿Los resultados? Los conductores de clase alta cruzaban sin ceder ni esperar su turno en más de un 30% de las ocasiones, frente a entre un 5 un 10% en el caso del resto de conductores.
Pero bueno, eso solo muestra un comportamiento incívico, como mucho, hacia otros conductores, cuando uno es importante tiene cosas más importantes que el resto, tampoco es un delito… Si fuera delito otro gallo cantaría.
ESTUDIO 2
El segundo estudio fue casi idéntico al primero, pero añadiendo el factor «ley».
Al igual que en el estudio anterior, se catalogaban y observaban vehículos de distintas clases durante días y a distintas horas del día, pero esta vez, en vez de un cruce, la observación se llevaba a cabo en un paso de peatones, donde los peatones, por ley (en el estado de California, donde se llevó a cabo), tienen prioridad para pasar.
Pues un mojón bien gordo para los peatones y la ley: los conductores de clase alta se saltaban la prioridad del peatón en el 45% de los casos observados, frente a entre un 0 y un 30% del resto de conductores (se puede observar que, según mejor categoría tiene el coche, más se pasa del peatón, lo que indica que todos somos susceptibles, no nos subamos a la parra).
ESTUDIO 4
En este estudio primero se hizo a los sujetos rellenar un cuestionario en el que se describen actos egoístas y se preguntaba por la percepción (favorable o desfavorable) frente a dichos actos, además de otras preguntas relevantes a la percepción de clase y otras de relleno.
En la mesa en la que rellenaban el cuestionario había un bol con caramelos. El investigador informaba a los sujetos de que los caramelos eran para unos niños de otro estudio que se iba a realizar a continuación en esa misma sala.
Y efectivamente, los gules de clase alta no solo cogieron más caramelos que los de la clase baja (que por lo general no cogían ninguno), si no que veían de manera favorable los actos egoístas descritos en el cuestionario, mientras que los sujetos de clase más baja no.
ESTUDIO 6
En este último experimento los sujetos participaban en un juego de azar en el que se generaban tiradas de dos dados virtuales. Los sujetos tenían que informar de las cantidades que les salían en las tiradas de dados a los investigadores (que no podían ver dichos resultados) y dichas cantidades se traducirían en dinero al final del estudio (a mayor cantidad, mayor dinero).
Por supuesto, las tiradas estaban controladas y los investigadores sabían lo que iba a salir.
Y, oh sorpresa, los crápulas de clase alta mintieron el triple de veces que el resto de participantes, informando de resultados más altos de los que realmente habían obtenido, para llevarse la mandanguita.
CONCLUSIÓN
Pues tampoco nada revolucionario: En comparación con gente de clase media y baja, el parásito de clase alta se muestra menos considerado con quien le rodea, es peor reconociendo emociones que otros sienten, presta menos atención durante sus interacciones sociales, es menos generoso, menos altruista, y está dispuestos a hacer trampas en beneficio propio.
En resumen, los ricos son gentuza.
¿Solución? ¿Comerse a los ricos? ¿Usarlos como compost? Dejadnos sugerencias en los comentarios.
Y si esto te ofende y Forbes no te conoce, tranqui tron, que como mucho serás acomodado, no rico, y aún puedes salvarte, ven conmigo si quieres vivir.
Así que eso es todo por hoy. Esperamos que os haya despertado la curiosidad, recordad que esto es solo un resumen y no refleja ni una porción del total de la investigación, así que os invitamos a que la leáis vosotros mismos.
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Salud y república.