Durante la Guerra Civil y la dictadura de Franco, miles de mujeres en el suroeste de España fueron vejadas, vi0ladas, torturadas y asesinadas, incluso después de la muerte, por ser mujeres.
Así lo ha expuesto la arqueóloga, antropóloga forense e investigadora de la Universidad de Ámsterdam y de la Universidad de Extremadura Laura Muñoz-Encina en su tesis «Descubriendo la represión de género: un análisis de la violencia sufrida por las mujeres durante la Guerra Civil y la dictadura de Franco en el suroeste de España».
Sus investigaciones arqueológicas, forenses y de historias de mujeres víctimas han revelado que las mujeres republicanas sufrieron un tipo de violencia específica basada en el género. Las mujeres eran consideradas ciudadanas de segunda clase e inferiores a los hombres.
Las mujeres debían enfrentarse a todo tipo de castigos físicos y psicológicos, que no siempre implicaron la muerte, como consecuencia de su actividad política durante la República o porque eran esposas, madres, hermanas de republicanos.
Las vejaciones podían ir desde exponerlas públicamente con las cabezas rapadas, obligarlas a desfilar d3snudas o semid3snudas, a ingerir aceite de ricino con el objetivo simbólico de «expulsar al comunismo de sus cuerpos» hasta vi0laciones, torturas y ejecuciones.
Pero ha sido el trabajo de Muñoz-Encinar, con la exhumación y el análisis de fosas comunes y la compilación de testimonios orales el que ha demostrado que esa represión específica contra las mujeres no se daba únicamente en vida sino que continuaban tras la muerte.
Muñoz-Encinar ha señalado que en las fosas comunes analizadas han encontrado un patrón distinto sobre cómo acaban los hombres y las mujeres dentro de un mismo depósito. Generalmente, las mujeres fueron las últimas en ser introducidas dentro de las fosas y se solían depositar en la misma área.
En Fregenal de la Sierra, en cuyo cementerio exhumaron siete fosas comunes con 43 víctimas, siete de ellas mujeres encontraron restos óseos de un feto de entre siete y nueve meses de edad, que indicaban que la mujer ejecutada estaba en un estado avanzado de embarazo.
También allí pudieron observar como varias mujeres fueron enterradas d3snudas entre dos varones, con un alto componente simbólico.
El problema con el que se encontró la arqueóloga fue la identificación de las víctimas, ya que en la mayoría de las ocasiones no hay registro de las personas ejecutadas ni el lugar donde fueron enterradas con el objetivo de ocultar sus violentos destinos.
«La tortura es muy difícil de analizar a partir de los restos óseos. Generalmente, hay muchos procesos de vejación y tortura perim0rtem que dejan registros en el tejido blando, pero una vez que el cuerpo se descompone no tenemos accesos a ese tipo de información. Sí que podemos inferir, a partir de ciertos datos que tenemos, evidencias relacionadas con procesos de tortura», ha señalado, matizando que sí encontraron en ocasiones «evidencias directas» de la violencia que sufrieron: «Hay varias mujeres que tienen fracturas en las extremidades superiores, en los brazos, que no están relacionadas directamente con impactos de proyectil, sino con un golpe, con un objeto romo, (provocando) un tipo de traumatismo».
La importancia de esta investigación, según ha explicado Muñoz-Encinar, radica en que, hasta la fecha, se «habían documentado procesos vejatorios de enterramiento post m0rtem en otros contextos, pero no de mujeres. Por ejemplo, soldados que habían sido enterrados boca abajo como procedimiento de vejación del enemigo tras la muerte. Pero en el caso de las mujeres, es el primero en que es tan sumamente evidente como proceso de degradación post m0rtem» y ha añadido que: «No era un hecho puntual, sino que se realizaba hacia otras mujeres como un mecanismo más de degradación de lo que se considera el enemigo una vez muerta la víctima».
Llegar a estas conclusiones ha sido posible tras estudiar ciertos puntos de Extremadura con enclaves idóneos en donde se dan unas condiciones excepcionales para poder analizar la represión de forma diacrónica, ya que combina todos los escenarios, desde el golpe militar hasta la dictadura.
Laura Muñoz-Encinar ha concluido su tesis con una cita del libro Individuas de dudosa moral: la represión de las mujeres en Andalucía, de Pura Sánchez: «Las mujeres eran consideradas como un cuerpo, un territorio donde los hombres proyectaban sus deseos de victoria o dominación. La materialización de esta violenta represión hizo visible simultáneamente, en un mismo gesto, la victoria de los vencedores y la sumisión de los derrotados».
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