Francesco Spagnesi, un sacerdote de 40 años de la diócesis de Prato (Toscana), se ha convertido en el protagonista del clero italiano tras su detención por tráfico e importación de estupefacientes

El sacerdote tenía un modus operandis de compra y venta de cocaína y GBL (una variante de la droga que utilizan para violar) y las vendía en 0rgías.

En estas 0rgías multitudinarias con alrededor de 200 personas en las que se encontraban personas de alto standing.

El dinero con el que el sacerdote compraba las sustancias lo obtenía de las donaciones de las personas creyentes que hacían a su parroquia.

Los medios italianos han adelantado que el párroco pedía el cargamento de droga a través de una célula de narcotráfico de la Tosca y reclutaba a la gente a través de una web de citas.

El GBL según algunos de sus consumidores, produce relajación, desinhibición y sensación de bienestar, por lo que facilita las relaciones sociales.