Editorial de Fernando Berlín (@radiocable) en La Cafetera sobre las protestas en Cataluña:
Fernando Berlín: El problema de España no está en Cataluña y en Valladolid y en Madrid en el País Vasco y Galicia, el problema de España como ocurre en otras sociedades está en los exaltados.
El problema de España no es la izquierda ni la derecha, no es el nacionalismo, el federalismo, o el jacobinismo. El problema de España en este momento está en la intransigencia, en la arrogancia y en la falta de respeto.
Y es que en España se confunde la crítica con el insulto y la descalificación, y no, no hemos sido capaces de separarnos de los intolerantes, y por eso ahora, cuando nos dice el discurso único, que ya lo habían avisado, que lo que sucede en Barcelona se veía venir, que se estaba fraguando nos produce una mueca.
Nos dicen además “lo veis eran violentos, ya lo dijimos” intentando justificarse por que llevan 2 años pidiendo rebelión, aunque nunca hasta ahora se habían producido incidentes de esta dimensión, cómo han reseñado los jueces del Supremo.
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Es la profecía autocumplida.
Algunos intentan ponerle apellidos, “eso es culpa del nacionalismo, de la irracionalidad de los nacionalismos desbocados, de los cachorros altamente hinchados de hormonas de la burguesía catalana”, pero no es tan complicado.
Lo que ocurre en Barcelona es grave, es un desencuentro severo entre la ciudadanía y lo institucional, pero no es más grave que lo que ocurrió en París en el año 2005.
La noche del sábado 5 de noviembre de aquel año fueron incendiados 1.295 vehículos en unos incidentes que se extendieron finalmente por toda Francia.
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Algunos dicen que lo de aquí de España venían dos años advirtiéndolo, es mentira, llevaban 2 años alimentándolo con descalificaciones, con arrogancia y sí, con provocaciones en el Parlament.
Hay que estar muy ciego para no ver lo mucho que algunos han contribuido a este clima de tensión.
Pero no nos engañemos, no son los únicos actores protagonistas de este lado, las raíces son lejanas, el Gobierno de Mariano Rajoy fue absolutamente inoperante para canalizar la frustración que se estaba cociendo.
Lejos de eso, decidió hacerlas arder con la intervención de la policía para retirar unas urnas cuya convocatoria apenas tenía un valor simbólico, pero aquella intervención policial violenta a los ojos de todo el planeta género un extraordinario sentimiento de frustración en Cataluña cuya explosión estamos viendo en este momento.
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Mucho nos tememos que en clima de incertidumbre la gente lo que elige son las certezas, y las certezas hoy son que en el discurso se han impuesto los radicales.
Y mientras las televisiones, borrachas de audiencia, insisten en repetirnos en bucle las imágenes que se están produciendo, no es de extrañar que la gente esté ya entrando en pánico.
Recordemos que no hay caminos para la paz, la paz es el único camino.