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La carta de Pepe Mujica a la autoproclamada presidenta de Bolivia Jeanine Áñez

El ex presidente de Uruguay, José Mujica, le ha enviado una carta pública a Jeanine Áñez, la autoproclamada presidenta boliviana tras la marcha de Evo Morales a México.

La carta completa:

En el marco de la firma de un decreto que exime a las Fuerzas Armadas de Bolivia de responsabilidades penales y con más de una veintena de muertos, e

Quiero por este medio ocupar unos minutos de su tiempo en llegarle a su corazón con estas pocas letras que encierran el clamor de muchos.

No es mi intención juzgar lo que no me corresponde, ni laudar lo que es deber de otros. Vengo a expresar ese clamor, respetuosamente, con la esperanza de que llegue a su oído.

Hay un momento en la vida de hombres y mujeres en las que se decide no solo su destino, sino cómo serán recordados.

No todos pueden elegir esa situación. Este es el tiempo que usted, de algún modo, decidió que fuera el suyo. Usted está en el momento más definitorio de su vida política, y por supuesto, más importante aún, de su vida toda.

Ha decidido, como un puñado apenas de hombres y mujeres en el mundo, el curso de su vida y con ella la de millones de personas. Este es el momento en que usted debe elegir cómo la recordará su pueblo y la Historia, no solo de su país, sino la Universal.

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Por eso, tenga usted la certeza que, con mucho respeto, el viejo que suscribe estas pocas líneas le pide, en función de la experiencia de vida por la cual mira América con una distancia despegada de luchas y pasiones propias de la coyuntura, que elija ser recordada como la personas que pudo parar la represión contra su pueblo en un momento tan difícil para todos y decidió hacerlo.

Sabemos que está en sus manos, la voluntad política es suya. Gobernar es siempre y antes que nada pensar en el sufrimiento ajeno y ejercer la voluntad de aliviarlo.

No puede haber más palabras para una petición tan simple y de ejecución tan clara como la que estoy formulando.

Desde el corazón de mi país le escribo a su corazón, esperando hallar eco en él, de su mejor sentimiento.