Guillermo Fesser, periodista, actor, cómico y guionista, actualmente colaborador en el programa de la Sexta ‘El intermedio’, ha explicado la estrategia diseñada por los ideólogos de extrema derecha para entrar en las instituciones.
En un extenso hilo publicado en Twitter Guillermo Fesser detalla por puntos la estrategia que puso en práctica Steve Bannon, asesor y director de campaña de Donald Trump, para llevarlo a la Casablanca:
1.- Presenta tu batalla como una cruzada entre el bien y el mal. No menciones lo que tú
ganas. Al contrario, presenta tu candidatura como un supremo sacrificio. Menciona (aunque sea inventado) lo que los demás perderían sin ti. O tú, o el caos.“I think I’ve made a lot of sacrifices. I work very, very hard” / “Creo que he hecho muchos sacrificios. Trabajo muy, muy duro” Declaraba en 2018 Trump, el presidente que dedicó uno de cada cuatro días de su mandato a jugar al golf en uno de sus clubs privados. Promoción que disparó los beneficios de sus campos, entre 2017 y 2020, hasta los $750 millones.
2.- Busca un eslogan grandilocuente, Make America Great Again / Vuelve a Hacer a EEUU Grande, al que nadie pueda oponerse. No importa que no tengas un proyecto para llevar tu promesa a cabo. No importa que tu eslogan esté vacío de contenido. Lo que importa es que suene bien.
Trump dedicó gran parte de su campaña a demonizar el sistema de salud pública de Obama y prometió que nada más ser elegido presentaría un plan muchísimo mejor. El famoso Repeal and Replace Obamacare / Rechaza y Reemplaza Obamacare quedó en nada.
Los republicanos, con mayoría en el senado, no consiguieron en 4 años presentar ningún plan alternativo al existente que convenciera a sus propios votantes. Todo lo que propusieron fue recortar el mínimo sistema de salud pública existente, negándoles de nuevo el acceso a un seguro médico a millones de estadounidenses en favor del beneficio de instituciones privadas. ¿Argumento?: que obligar a la gente a tener seguro es comunismo. Que si yo estoy sano por qué tengo que pagar para que atiendan a alguien que no se cuida.
No coló. Las protestas de los votantes republicanos contra sus propios senadores hizo que el Repeal and Replace nunca saliera adelante. Como tampoco salió adelante el absurdo muro con México, ni se recuperaron los puestos de mineros del carbón. Promesas huecas e inviables.
3.- Presenta a tus electores como víctimas a las que otros vienen a quitarles lo ganado con el merecido sudor de su frente. Contra el movimiento Me Too, que defiende un trato digno a las mujeres, “los hombres también somos maltratados.” Contra el movimiento Black Lives Matter que denuncia la brutalidad policial contra negros desarmados, “All Lives Matter”/ “Todas las Vidas importan.” Que viene a ser un argumento igualitario perverso; como si cuando cayeron las Torres Gemelas alguien dijese: “Y los chalés que quedaron bajo el pantano de Riaño, ¿qué?”
4.- Practica la política del odio. Señala a los presuntos culpables y comprométete a eliminarlos. Preséntate como el vaquero que viene a restaurar The Law and Order / La Ley y El Orden en el viejo Oeste. Tira de leyenda para prometer el retorno al paraíso perdido, pero nunca se te ocurra reconocer que el Oeste era lo más parecido al cielo si eras un hombre blanco o un caballo… y lo más cercano al infierno si te tocó en suerte ser una mujer, un negro, un chino o una mula.
“Why are we having these people from shithole countries come here?”/ “¿Por qué tienen que venir aquí gente de esa mierda de países?” Se preguntó Trump en el despacho oval en 2018 frente a un grupo de senadores republicanos en referencia a la posibilidad de retirarles el estatus de refugiados (por situaciones de guerra, persecución política o pobreza extrema por desastres naturales) a ciudadanos de diversos países de Africa, Haití y El Salvador. El problema no es que fueran refugiados; es que no fueran blancos. Algo que no encajaba con el verdadero objetivo oculto bajo el grandilocuente eslogan: Make America White Again / Vuelve a Hacer EEUU blanco. Y, aunque empresarios afines a Trump se aprovechaban y abusaban de la mano de obra barata de los sin papeles, funcionó la falsa acusación de que los hispanos venían a quitarle el trabajo al común de los mortales; justificando las separaciones de familias y los encerramientos de niñas y niños es perreras. Justificando la negativa republicana a consensuar con los demócratas una ley de emigración. Porque no la quieren. Porque no quieren gente de color.
5.- Para minar al adversario, todo vale. Sobre todo, insinuaciones falsas.
6.- Si preguntan las fuentes de tus acusaciones, responde con vaguedades: “todo el mundo lo sabe”, “lo escucho en la calle…” Si te pillan, échale a tu adversario la culpa de haber creado el bulo
Trump mantuvo durante su campaña en 2016 que Obama no era ciudadano estadounidense. Cuando le pusieron contra las cuerdas en un debate, acusó a su oponente, Hillary Clinton, de haber sido la primera en mencionar la Birther Conspiracy / Conspiración del Certificado de Nacimiento.
7.- No dediques esfuerzo a crear programas, legislar o gobernar; sino a comparecer en medios y redes sociales. Tu fuerza está en tus promesas y acusaciones, no en tus logros. Ocúpate de desacreditar a los periodistas que te critican acusándoles de estómagos agradecidos.
4 años después de que Trump y las plataformas de extrema derecha empezaran a calificar a los medios convencionales de Enemy of The People / Enemigo del Pueblo, acusándoles de inventar Fake News, millones de estadounidenses cuestionan la veracidad de las noticias que reciben.
Trump manipuló y desprestigió a una prensa (más preocupada en conseguir audiencias que atrajesen anunciantes que en cumplir su labor pública de informar), para saltarse a los periodistas e informar directamente a través de Twitter sin tener que responder a preguntas incómodas.
A sus seguidores, mientras no se apartara de sus señas de identidad (supremacía blanca y valorar a la gente por su riqueza, no por su trabajo), les importaba un bledo que lo que dijera se ajustase a la verdad. Así , fue capaz de ofrecer un mensaje y su contrario al mismo tiempo de modo que sus fieles se podían quedar siempre con el que más les conviniera. Retado por Biden, en un debate les pidió “Stand by, Apartaos” a los mismos miembros de la milicia supremacista Proud Boys a los que felicitó “We love you/ Os queremos” tras su asalto al Capitolio.
8.- Infunde entre tus seguidores el temor a tus adversarios e incítales a realizar acciones para amedrentarles.
En agosto de 2017, tras la marcha neonazi a Charlottesville, Virginia, que culminó con un muerto y 19 heridos en los enfrentamientos con manifestantes que se opusieron a las proclamas de odio contra negros y judíos, Trump comentó que había “Very fine people on both sides” “Gente muy decente en ambos bandos.” En plenas protestas por George Floyd en DC, los antidisturbios utilizaron gases lacrimógenos y porras para dispersar a los manifestantes pacíficos y abrir paso a Trump hasta una Iglesia donde se hizo una foto propagandística con una biblia.
9.- No condenes nunca las amenazas que tus correligionarios lancen a tus adversarios. Arréglatelas para asegurar que no provienen de ti, pero insinúa que algo habrán hecho esos individuos para merecerlas. Defiéndete diciendo que ellos tampoco te piden perdón cuando te insultan.
Y, si te pillan in fraganti profiriendo las amenazas, excúsate explicando que “es una manera de hablar” y aprovecha para tildar de paso de idiotas a los ofendidos argumentando “que a nadie con dos dedos de frente se le ocurriría tomarse algo tan absurdo o exagerado en serio.”
Trump declaró que no veía “white nationalism as a global threat” / “al nacionalismo supremacista blanco como una amenaza global” después de que el ataque a una mezquita en Nueva Zelanda dejara 49 muertos y a una sinagoga en Pittsburgh, Pensilvania, 11. Tras su derrota electoral en 2020, se negó a condenar las amenazas de muerte que sus correligionarios profirieron contra políticos y miembros del colegio electoral (mayoritariamente de su propio partido republicano) que se negaron a aceptar su abultada mentira sobre un pucherazo a favor de Biden.
10.- Apodérate de los símbolos de identidad de tu país (la bandera, el ejército, la Casa Blanca…) Utilízalos hasta la saciedad, de tal manera, que a tu adversario le llegue a resultar incómodo asociarse con ellos. De este modo, podrás echarle en cara su antipatriotismo y presentarte ante tu electorado como el defensor de la patria que no se avergüenza, como otros, de ser American/Estadounidense.